domingo, 29 de agosto de 2010

Annabel Lee (Poema de Edgar Allan Poe)



Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.

Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,
yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.

Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.

¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.

Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
de la radiante Annabel Lee.

Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.

lunes, 9 de agosto de 2010

El asesino del paraguas




La policía de Nueva York tenía una ligera sospecha de quien era el asesino conocido con el sobrenombre de EL DE EL PARAGUAS. Por más que investigaban los polis de homicidos, no encontraban al asesino, sólo tenían ciertas sospechas que achacaban a un hombre y a una mujer que compartían piso en la gran manzana.
Andy Smith, una mujer de carácter fuerte pero de gran corazón a la vez, compartía piso con John Michael Osbourne. Andy y John gozaban de una gran amistad que para algunos incluso levantaba sospechas. John la adoraba y jamás, lo juro y lo perjuró haría alguna vez daño a su amiga, aunque siempre dudo si ella haría lo mismo.
Florence Butler, una amiga de Andy también de carácter fuerte compartía trabajo desde hacía algún tiempo con Andy. En silencio y por respeto a su amiga Andy, Florence jamás le dijo a su amiga que odiaba a John. Mientras tanto la policía seguía investigando los crímenes del asesino del paraguas, solo sabían que el asesino usaba un paraguas de afilada punta, que solo mataba en las noches de lluvia y marcaba a sus víctimas con una extraña S grabada a fuego. El atardecer se presentaba lluvioso y al anochecer las primeras gotas de lluvia empaparon el asfalto de la calle. El asesino salió de casa con su preciado paraguas y totalmente convencido de que aquella noche encontraría a alguien a quien matar. Lo hizo, logró matar a un transeúnte que estaba recostado en un callejón sin salida sobre un amasijo de cartones. Allí mismo consiguió quitarle la vida con la punta de su paraguas y marco con una diminuta S su cuello. Llamó a la policía y le dijo la ubicación del cadáver con una frialdad implacable. Más tarde el poli encargado de coger el teléfono aquella noche diría a sus superiores que el asesino dio una pista. Sí, aquella S pertenecía a una familia de origen español muy conocida en la Nueva York de aquel entonces y enseguida la policía comenzó a tener sospechas. La noche del asesinato Florence llego empapada por la lluvia a casa de Andy, pues habían quedado para repasar unas cosas del trabajo la mañana anterior. Tomaron café y Florence parecía nerviosa, estaba pálida pero a la misma vez llena de una energía extraña que emanaba de su interior. A las 12:35, Florence le dijo a Andy que se debía marchar, pues era muy tarde ya. John llego cuando Florence salía por la puerta y ella lo miro con desprecio y le dijo……hasta mañana. Cuando John llego se dio cuenta de que además de su paraguas, había otro en el paragüero del recibidor de casa, lo cogió y lo examino y vio que la punta estaba impregnada de sangre. Nervioso por el momento, llamó a Andy pero fue tarde, la policía toco a la puerta y pregunto por ella. Andy salió asustada y el poli le soltó sus derechos y coloco sus esposas sobre sus hermosas muñecas. John se puso como loco y corrió a ver a Florence, llegó a su casa, tocó a la puerta y Florence abrió con cara de sorpresa. John le dijo enseguida…..
_ ¿Puedo pasar?, y Florence respondió.
_Si, como no.
Nada más entrar John se dio cuenta que sobre el recibidor había un anillo con una extraña S ubicado al lado de un candelabro. Tuvo un forcejeo con ella y logro quitarle el anillo con la S en su interior y lo llevo a la policía. Tras examinar el anillo la policía vio que había restos de las víctimas y estaba impregnado de huellas de Florence. La arrestaron nada más saberlo, soltaron a Andy y John se convirtió en una especie de ídolo local.
Pasaron dos años, Andy se caso con un amigo el cual le presento John, fue el padrino de bodas y Florence acabo sus días en la cárcel. Hoy en día sigue teniendo una estrecha relación por msj con Andy y siempre que ella quiera perdurara.