viernes, 26 de marzo de 2010

Las Camachas


Todo comienza en una de las más bellas ciudades de Andalucía (España), en este caso en Córdoba, el santo oficio más conocido por la santa inquisición detiene y juzga a tres mujeres que se dedican a remediar a doncellas que tuvieron un descuido en guardar su entereza, cubrían a viudas que con honestidad habían sido deshonestas, descasaban a las casadas y casaban a las que ellas querían y en fin se rumoreaba en toda la ciudad que practicaban la hechicería y contactaban con el maligno. El apodo de estas mujeres era conocido por toda Córdoba, se les llamaban “las camachas” y eran tres; la Montiela, la Cañizares Y Leonor. Cuenta la historia de estas mujeres, qué un hombre muy rico llego a un mesón que poseían en una famosa calle de Córdoba a pedir ayuda a las tres brujas para enamorar a una dama. Tras la intervención de las Camachas, la mujer quedó embarazada. Esta aseguró a su madre que su maternidad era fruto de los hechizos de las brujas, y denunció el caso ante la Inquisición. Para evitar el escándalo ante la burguesía cordobesa, el hombre influyó de tal modo que la violación fue disfrazada de brujería. Según se dice en el proceso Inquisitorial, la dama fue encontrada desmayada en una de las habitaciones de la casa, tras haber visto al hombre convertido en un hermoso caballo. El embarazo se llevó a cabo y el niño nació sin problemas después de la muerte de las tres brujas. El padre murió al poco tiempo en extrañas circunstancias, a lo cual le siguió la muerte de la madre. Ambos parecían haber sido maldecidos o algo así y pronto se hablo del tema en toda la ciudad. El niño creció sin problemas, hasta que un día una extraña mujer le entrego en sueños una hermosa llave de plata con incrustaciones de piedras preciosas .Parecía ser como un talismán o algo así y pronto comenzó a hacerse preguntas. Indagó en su historia hasta conocerla en profundidad y pronto se dio cuenta de que no era alguien normal, era el hijo de “las camachas”.Andó por toda Córdoba buscando respuestas, preguntando a supuestas brujas y todas quedaban horrorizadas cuando él les mostraba la llave. Un día tubo respuesta a todas sus preguntas, una bisabuela de” las camachas “aun seguía con vida y le contó toda la historia de sus madres las brujas al joven. La llave era un talismán de poder y a través de ella se podía comunicar con seres del más alla, no obstante el joven decidió comunicarse con ellas a trabes de un ritual que practicó una noche junto a la bisabuela. El ritual consistía en cortarse un poco hasta llenar un pequeño recipiente con su sangre y así a través de una vieja tabla de ouija y la llave de plata llamar a la sangre de sus madres hasta ponerse en contacto con ellas. Todo fue a la perfección, algo como un remolino de color purpura comenzó a salir del recipiente hasta adoptar la forma de las tres mujeres. Lo rodearon, lo besaron y le cantaron canciones antiquísimas que erizaron su piel. Las canciones que cantaban las tres brujas se repetían una y otra vez, parecían querer decirle algo, sólo entonaban lo siguiente; En el viejo lagar de Saavedra encontraras a “Martinillo”, el será tu guía, tu luz y siempre estará contigo, no te olvides de llevar la llave impregnada con tu sangre, así el te reconocerá, como nos reconoció a nosotras y a otras tantas. No pararon de cantar hasta meter la canción en la mente del joven y después desaparecieron .Ya era de noche pero el joven decidió acercarse al lagar que estaba cerca de allí, de pronto y como por obra de magia escucho en el sótano como un golpeteo de martillo y bajo a ver qué pasaba allí abajo. Era un hombre muy pequeño, cómo una especie de duendecillo o algo así y estaba como forjando aros para los toneles de vino del lagar. El duendecillo lo conoció enseguida y le juró lealtad. Pronto el joven se hizo rico, el duende robaba por toda Córdoba y a la vez sembraba el terror, hasta que un día el pueblo no pudo más y se hizo una batida contra el .Jamás encontraron al hombrecillo y su señor arto de tanta riqueza tampoco hizo por buscarlo y lo abandono a su suerte. Tres años después el joven conoció a una linda muchacha y se caso con ella, la dejo embarazada, pensaron desde el principio en el nombre del niño, se llamaría Leo en honor a la mayor de “las camachas”, pero cuando la mujer dio a luz algo horrible paso. La mujer murió en el parto y el niño que salió de las entrañas de la mujer no era un niño, era “Martinillo que a golpes de martillo en las entrañas de la muchacha se cobró la venganza de haber sido abandonado por su señor.

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